martes, enero 17, 2006

egoPotere

No había pensado realmente en la relación que existe entre el egocentrismo y el juguete tecnológico de moda: el yoPuedo –El iPod–, algún atisbo había llegado a mi entender pero no tan sólido como hoy. Si bien es cierto que los audífonos y los aparatos que se conectan a ellos han sido por nuestros padres repudiados so pretexto de individualismo, enajenación y ausencia de realidad; el novedoso yoPuedo es la cumbre de esta montaña.

Si usted no está enterado, este aparatito que responde al nombre de iPod —el cual proviene del latín egoPotere— porque aunque usted no crea goza de vida propia. Tiene la capacidad de ser conectado a casi cualquier cosa. Provee la certeza de almacenar en uno de sus modelos más capacitados 17 horas continuas de música, sí usted leyó bien, 17 horas de egocentrismo puro. Egoísmo. Auto encapsulado. Usted en su propio mundo con su propia música. Puede colocar al igual que en cualquier película el tema necesario para realizar tareas cotidianas, preámbulos de conquista, faena difíciles, viajes a través del pesado tráfico o del espacio sideral. Puede celebrar a ritmo de “We are the champions” una nota universitaria. Todo lo puede con el egoPotere. Todo.

No se preocupe por no ser políticamente correcto al utilizarlo, déle rienda suelta a su individualidad. Es posible que se le tache de egoísta. No importa, puede repudiarlos con un tema a su elección y cantarlo a viva voz.

En determinado momento usted puede lucir ropa que tiene la gracia de ostentar un apartado especialmente diseñado para su egoPotere. Desde sudaderas hasta ropa interior. Los accesorios no se hacen esperar. Los hay desde camas con sistemas integrados de voz e imagen —el cual es alimentado desde su pequeño ego—, hasta convertidores que funcionan como cargadores a la vez que le proveen señal de salida para su sistema de audio convencional, incluyendo el del vehículo.

Es posible personalizar el aspecto pulcro de su pequeño ego electrónico. Cambiarle el albo color es sencillo. Existen carátulas/tatuajes que permiten colocar alegóricamente vistosidad al bichito en cuestión. Así usted puede seleccionar lo que la ocasión le obligue.

Este ego electrónico, es lo último en tecnología. Este aparato ego centrista y envidioso es sinónimo de estatus. Úselo, atrápelo, sienta la tersura de sus teclas, lleve a su máxima expresión el consumo y el disfrute de escuchar música plana sólo para usted.

Edwin Enrique Soria Juárez

martes, enero 10, 2006

Libris

Desde hace un año que mi estudio estaba ocupado con cajas. El hacer las modificaciones en la casa y la mudanza de mi costilla provocó que sirviera de bodega. Libros, ropa de cama, ropa sin uso, fotografías, computadora vieja y polvo me dieron la bienvenida el Domingo al abrir el cuarto y querer habilitarlo nuevamente.

El polvo me atacó la nariz, la alergia me tiene moquiento. Sin embargo gozo el hecho de limpiar, ordenar y acariciar a mis libros. La colección que me regaló (la robé, lo acepto) mi tío Luis, los de religión, los de filosofía, los de literatura, las revistas, los de ingeniería, los de psicología. Todos están ahora ordenados, a un minuto de pensar en que lugar de la librera están, luego de un repaso visual aparecen. Mis libros están consultables nuevamente.

No he vuelto a escribir desde mi casa, esa computadora vieja que sirve de máquina de escribir nada más tronó la disquetera. Así que las letras que allí deposito no puedo sacarlas con facilidad. Es menester para este año agenciarme de una nueva. La tesis de mi costilla y la necesidad de corregir mi libro en horas en que no tengo acceso a la computadora de la oficina hacen urgente esta compra. Ojala la plata aparezca por allí, pidiendo sea utilizada en una nueva máquina de escribir moderna.

No sé si el hecho de atesorar mis libros tanto sea un mal. Hay algunos que los he perdido o prestado y que no aparecerán nunca más, con que alguien más los haya leído me doy por bien pagado. Sin embargo los que tengo los atesoro, no quiero prestarlos y me reconforta el hecho de tenerlos.

Igual en la computadora del trabajo tengo versiones electrónicas de varios libros, esos gratuitos en la red son una gran cosa. ¿Será todo esto pura vanidad, algún tipo de avaricia? No sé, ni me interesa. Estoy bien con mis libros y el sentimiento de poseerlos.


Edwin Enrique Soria Juárez

martes, enero 03, 2006

Regresus

El volver a los inicios en ciertas ocasiones se convierte en buena práctica. Ahora como ven el blog regresó a la plantilla original, sin tantos adornos y sin el relojito que marcaba el tiempo. Me cansé. Parecía arbolito de navidad en julio. Había tratado de colocarle tanta cosa que era difícil de controlar. Tenía parches. Estaba caduco. La única forma que encontré para componer todo esto fue regresar a la plantilla original. Poco a poco trataré de darle una nueva cara. No tengo mucha idea ni mucho tiempo para generar mi propia plantilla. Unas modificaciones haré por allí y por allá.

Las novedades para este año no se dejan esperar. Luego de una cabalgada alucinante de trabajo me regalé un descanso. Entre otras cosas visité a Rafael Menjivar y el proyecto de la Casa del Escritor. Le hice modificaciones a mi proyecto de libro, el cual hasta el momento tiene el nombre de “El Dintel”. Hay situaciones que aún no terminan de cuajar.

El proyecto inició con ciento seis relatos disponibles. Algunos de ellos de otra época, los cuales si bien les fue salieron en alguna revista, muchos de ellos serán parte del olvido, otros son de un registro distinto al que le deseo dar al libro. En las semifinales quedaron treinta y nueve. De los treinta y nueve relatos que lo componen trece están entre el bisturí y la expatriación. Dos relatos recientes (posteriores al proceso de clasificación que hace año y medio inicié) están deseosos de entrar a la selección, aún es menester pensar en ellos, creo que llenan ciertos requisitos de registro para estar en esta selección. Además necesita una reestructuración total el orden que había dispuesto en el libro. He pensado que el número de relatos es treinta y cinco.

Luego veremos qué resulta de todo esto.

Saludos cordiales,

EE S-J