Ella gana más plata que yo.*
Hay una canción del grupo Chileno “Sexual Democracia” que así se titula, en donde parodian el hecho. Que no le digan, que no le cuenten: existen en el país. Hay cuatro grandes grupos: los sufridos, los apocados, los vividores y los agradecidos.
El grupo de los apocados es quizá el de mayor volumen. Muy lógico y natural en un país donde abundan los machos —de la cabeza—, donde el hacer demostraciones con rechinidos de llantas, portar arma y blandirla en el más mínimo intento de agresión a su estado de machos bravíos, es normal. En síntesis un país de machistas y brincones. Por lo tanto, las burlas y el sentirse menos machos, es resultado del ambiente guatemalteco.
Ahora bien, los vividores siempre han existido; la variante es la categoría: mantenidos por una fémina muy trabajadora, quien recibe por su labor diaria, una remuneración capaz de mantener los vicios y necesidades del nene. Estos ni se preocupan; es más, alientan a su pareja a seguir trabajando y obsesionarse por mantener su empleo; ya que, es menester para estos la seguridad que dichos ingresos les proporciona.
En estos dorados tiempos en donde afinar bien el lápiz a la hora de la optimización de los ingresos es necesario, existen también los agradecidos. Estos bichos raros y escasos agradecen el compartir los gastos de la casa con su pareja. Situación necesaria para soportar los embates que proporcionan el alza al precio de la gasolina, la leche, los pañales y demás suministros necesarios en el hogar.
Estos patrones de conducta no crean que es exclusivo en el matrimonio, se da en los noviazgos. Vean a su alrededor y lo comprobarán.
Si usted, amable lector, tiene la gracia de compartir la vida con una mujer que tiene ingresos mayores a los suyos, ya se habrá ubicado en un grupo de los anteriores. Amable lectora que siente propias estas circunstancias, creo que ya habrá localizado al conjunto del cual es miembro su queridísimo.
Intuirán ustedes que el mejor grupo quizá sea el último. A los sufridos no les ponga cuidado, a menos que desee invertir en largas charlas para hacerlos entender que el salario que uno recibe por su desempeño es el justo, que el precio uno lo pone. Ahora bien, sin creen que su trabajo es menospreciado, háganle entender que tiene dos salidas: pedir aumento o buscar otro trabajo.
Con los apocados la solución probablemente esté en invertir en ayuda psicológica, eventualmente esto ayude a ubicar su herido ego y se den cuenta que el ser humano no es un león de la selva, que esas poses de ganador y caza hembras están bien para trabajar en Holywood, pero que acá en Guatemala le puede costar hasta la vida.
El lector que caiga en la categoría de vividor; que la goce mientras le dure. Mujer trabajadora, ¿tiene a un vividor a su lado? Reevalúe. Hacer extensas consideraciones acá, creo que está de más.
Amable lector, es un espécimen raro del grupo de los agradecidos, felicitaciones para usted y su compañera. Mujer, siéntase dichosa.
Deseo terminar con dos ideas:
Es curioso este juego del matrimonio, la mujer tiene siempre las mejores cartas y siempre pierde la partida. Oscar Wilde
Es necesario recordar que el dinero que una mujer gana es de ella, y el que el hombre gana también. Por eso, estamos jodidos todos ustedes.
Edwin Enrique Soria Juárez
http://enriquesoria.blogspot.com/
*El tema del artículo sugerido por el editor era “Ella gana más que yo”.
2 comentarios:
Excelente post. Sería bueno que todos los machos bravíos se apretaran el cincho y de una vez por todas acabaran con ellos mismos, sin tantas amenazas cobardes.
En cuanto a lo de las categorías, tuve la mala suerte de caer en una por seis meses, pero luego ella renunció.
Saludos.
P.D.: alguna vez estudiaste en el Valle Verde? Se me hace familiar tu nombre...
Negativo Pegre, no estudié en el Valle Verde. Toda la Primaria y hasta tercero Básico en el Don Bosco y luego en el Técnico Industrial de Mazatenango.
Salú
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