Se ha dado cuenta usted de lo maravilloso del ser humano, lo adaptable que puede ser al frío o el calor. Se adapta a casi cualquier ambiente imaginable, incluso al poder defecar sin que su propio producto lo incomode.
Si alguna vez se preguntó como un político puede hacer lo que hace y aún seguir inmutable; he allí la respuesta, es inmune a la fetidez de sí mismo, es inmune al asco propio.
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