jueves, septiembre 30, 2004

Epitaphius

Ver Limitellus

Sonitus

Ver Limitellus

Ellipsis

Ver Limitellus

Violatio

Violatio

Aflojando y cooperando:

La virtud de un buen hombre, según mi defectuoso/miope punto de fuga, es la rebeldía. No rebeldía en el sentido de un típico rebelde sin causa, más bien un generador de novedades. Me explico, ser izquierdista en el sentido original de la palabra, es decir, no conservador, sino más bien innovador. Quiero por lo que no se me confunda, no hablo de la izquierda panfletera, de la izquierda de Fidel (una dictadura a mi punto de vista, sus pro y sus contra pero cada pueblo tiene el gobierno que merece), de la izquierda de Chávez (que cada vez se parece más a Fidel, o Fidel a él), no de la izquierda del insoportable, oportunista y rentista Filóchofo. No. Hablo de una izquierda como la del parlamento Francés, es decir sentarnos del lado del senado en donde se quería renunciar a la comodidad de las prebendas de la corona francesa, hablo de ocupar la izquierda en términos de ideas e ideales propositivos, proactivos, cambios que no sean integrados por las "soluciones" que proponen los poderosos. Esas que no han funcionado en toda la historia. Habría que ser una izquierda de regeneración, de liderazgo, de proponer cosas que no se han hecho. No hablo de armas, de regímenes, de dictaduras, no. Hablo de ideas y formas personales de vida. Los cambios hay que hacerlos en nuestro metro cuadrado, en nuestro trabajo, con la mujer que amamos, con los hijos que procreamos, con la gente que nos relacionamos, con ellos, por ellos y para ellos. Suena populista más no lo es. De una manera sencilla es únicamente la posición de gente que vale la pena, como mi abuelo, mi viejo, don Rodrigo, como Mariano (lector de la lista), como Astrid (recuerdan a la pecosa), como la Claudia, como vos... Radicalidad, autenticidad y humildad: Radicalidad en la no aceptación de coimas y sobres bajo las mesas, autenticidad de creencias y humildad para acepta que no tenemos en las manos la verdad absoluta, que quizá sería un sinónimo de aquello qué sólo el tiempo da: Sabiduría.

Salú


Edwin Enrique Soria Juárez

Sententia

Divago.
Mermo contingencias.

El aura nocturna
la luna melancólica
el dolor del desatino
la indolente modernidad

La única forma para salir
de esta eternidad
es desangrarse
regenerarse en tinta
escabullirse en alguna pluma fuente
y verterse en letras de historias presentes…
Trascender.

Edwin Enrique Soria Juárez

martes, septiembre 21, 2004

Status

Status

El Estado (del latín Status), es el conjunto de órganos de un país “soberano”, constituido por un régimen federativo, es decir una porción de territorio cuyos habitantes se rigen por leyes propias, aunque sometidos en ciertos asuntos a las decisiones del gobierno general. En donde gobierno se entiende al conjunto de ministros superiores de un estado, y la acción que realiza el gobierno gobernar, proveniente del latín guvernare, sinónimo de regir, componer, arreglar, sustentar un país, nación, provincia, región, territorio o conjunto de habitantes provenientes estos sinónimos del latín natio, -onis, sean estas de un mismo origen étnico, hablantes de un mismo idioma y poseedoras de una misma tradición, claro según el DRAE.

Ahora si me preguntara qué es Mi Guatemala, esta definición anterior, tan etérea, con todas las carencias de explicación reflejadas y potenciadas, puede acaso tender a un lenguaje académico o de simple concepto. Sin embargo es lo que podemos encontrar buscando académicamente con curiosidad infantil, la respuesta a qué es ese elefante blanco que existe implícito en el ambiente y nos jode más la vida de lo que nos puede ayudar, aunque podría decirse en el caso de mi Guatemala que no es blanco, sino verde, en alusión directa al edificio que está en el centro histórico de la ciudad. No soy antropólogo, sociólogo, ni poseo carrera afín, este intento de plasmar en letras mis interrogantes es nada más eso, un proceso de auto exorcismo o auto conocimiento de qué y cómo es mi Guatemala.

Podría decir, si me es permitido que mi Guatemala es la imagen que repica en las retinas de propios y extranjeros de un grupo de naturales ataviadas con trajes típicos multicolores, luciendo sonrisas incompletas en un mercado artesanal o cantonal. Pero resulta muy pobre figurativamente, ya que puedo palpar que sólo eso no es mi Guatemala. Agreguémosle entonces un espejo, sí un espejo igual al que se tiene en casa, frente al que nos peinamos, y qué tal una ventana, sí, nuevamente una ventana normal común y corriente, puede ser la de un vehículo, una camioneta, del Palacio Nacional, la de una casa de adobe, de una casa con barrotes de una zona exclusiva o la de alguna ruina en la Antigua Guatemala.

¿Cree que me perdí o que lo extravié? Encontrémonos entonces. Qué es lo que conforma a Guatemala; la respuesta se puede hacer de una forma retórica, elocuente y argumentada si se desea, pero creo que es más simple que un montón de conceptos y palabras: Mi Guatemala es la costa, los volcanes, la Antigua Guatemala, la humeante ciudad capital. Mi Guatemala sos vos.

lunes, septiembre 20, 2004

Furtum

Hurto, timo, despojo.

El que realiza un hurto, un robo, es un ladrón, el cual según el DRAE en su vigésima segunda edición (2001), da dos acepciones iniciales a la palabra, la primera de conocimiento común: (Del lat. latro, -onis, bandido.) adj. Que hurta o roba. Ú. m. c. s.; la segunda sólo por aquellas coincidencias que normalmente en Guatemala son trágicas y de humor negro: m. Portillo que se hace en un río para sangrarlo, o en las acequias o presas de los molinos o aceñas, para robar el agua por aquel conducto.

En estos preciosos días es tan poco común no estar involucrado en un robo, sea como hechor o consentidor. En todos los ámbitos en que nos desarrollamos es tan fácil caer como cómplice, a veces con la simple acción de no pedir factura. No se hable del acontecimiento normal en que podemos resbalar cuando somos nosotros los agraviados, ejemplos tan disímiles como la famosa retención que hay que hacer en las facturas, el vuelto de algo que pagamos, los centavos que ya no los dan en los bancos y supermercados, en la gasolinera en donde la bomba marca una cantidad la cual se redondea para hacer más efectivo el cobro, las libras de sal o azúcar, etc.

No se asusten, alguien decía que estos son signos del final de los tiempos, negativo torre, lean al profeta Amós en la Biblia y verán que estas cosas ya se veían. Es tan palpable la decadencia de estos tiempos, con su cabellera de medusa compuesta por siete cabezas: la violencia, el robo, la mentira, el gobierno, la corrupción, la costumbre y la indiferencia.

No quiero parecer moralista ni mucho menos, o mucho más… simple y sencillamente es mi punto de vista, muy personal acaso, muy radical quizá, pero cierto según mi criterio.

Recién el sábado, mi madre y hermana fueron victimas de esto, en el aeropuerto les pusieron algo en las llantas, adelante les avisó otro vehículo, se bajaron y al cambiar la llanta el hijueciemilpares y una puta le sustrajo el bolso, se lo huevió pues… en cuenta desapareció dinero en efectivo, tarjetas de crédito, documentos de identificación, etc. Acá no solo entra a bailar la falta de malicia de ellas al rechazar ayuda y mandarlo a la mierda, entra en juego los establecimientos en donde se usaron las tarjetas, en donde en cuestión de minutos realizaron varias compras.

Esta historia es común si quieren ponerlo en ese plano, a cualquiera le pasa, más si son mujeres, son unas despistadas dirán por allí… sí claro, la cabeza de la indiferencia y la de la costumbre asechan. Así podría poner varias reacciones y decantaría la situación en que cada una de las cabezas de la medusa/decadencia saldría a bailar.

Mis preguntas podrían ser ¿hacia a donde vamos? ¿qué seremos capaces de seguir aguantando? ¿y el gobierno? ¿y la policía nacional? ¿y la policía de tránsito? Etc… Sería flojo tratar de metaforizar en sendas veredas… lo único que cabe, según mi criterio, es prevenirnos de caer en las fauces de la cabellera que nos azota, de corrompernos y recuerden: Pónganse atentos. ¡Pilas, Pilas! Pisen que atrás vienen pisando…

Edwin Enrique Soria Juárez

lunes, septiembre 13, 2004

Videre

Videre

Ver, percibir, contemplar.

De la lluvia hablé hace unos días, hoy nuevamente me tocó; sin embargo, me enganchó por el recuerdo y una canción en especial: Esta tarde vi llover, de Armando Manzanero.

Una canción que me trae muchos recuerdos, iniciemos con el hecho de que soy un romántico de pura cepa, además que la versión que hace en el disco de duetos (mi favorita) despertó mi interés por la canción.

El hecho de contar lo triste que se puede llegar a sentir uno, el conjunto de la lluvia y la tristeza hacen de esta canción un significante que en lo personal me pega. Ver gente correr, ver a la noche brillar, y no estabas tú. Ver un ave enamorada en donde el poder del peso idiomático y de metáfora nos invita a imaginarnos a un ave enamorada, percibir que los animales tengan sentimientos, ver llegar al otoño y oír cantar al mar, pero a pesar de todo, no estabas tú.

Al final termina dubitativamente preguntando si aún se le quiere, si aún se le extraña o si aún se le engaña… sólo se llega a saber filosóficamente que se ve llover, gente correr y a pesar de los pesares, no estabas tú…

La lluvia y el amor/desamor combinados pueden funcionar como el alcohol y un vehículo o como una perfecta tarde de claroscuros y una cámara fotográfica. Qué buen mezclador puede ser la lluvia, la tarde y las emociones.

viernes, septiembre 10, 2004

Tristitía

Tristitía

Tristeza, melancolía, congoja.

El cielo está triste,
ha cargado las nubes de llanto,
lágrimas no tardan en caer.

La opacidad de la luz
apenas penetra
Chac, el dios de la lluvia
prepara su danza.

Edwin Enrique Soria Juárez

Humilitas, Modestia, singellus.

La humildad es la virtud que nos da el conocimiento de nuestras limitaciones, debilidades y nos hace actuar de acuerdo a ese cognocere.

Por contexto de modestia se entiende a la virtud que nos modera, templa y regula en nuestras acciones externas para hacernos limítrofes a nuestro estado, según sea idóneo para nosotros mismos.

Sencillez puede interpretarse como la carencia de artificio o contextura elaborada, como algo que no tiene mayor estructura que los demás de su especie o alguien carente de ostentación y adornos.

La mezcla de estas tres virtudes o cualidades, puede llevarnos a ser personas aceptables, políticamente correctas, pulcras en nuestro tratar, encontrar balance entre monedita de oro y aleación de cobre y metales pesados –por lo menos para la ostentación de los mismos o como valor de cambio-.

El extremo de la carencia de los mismos lleva a la virtud de caer pesado, aburrido, fatuo. La pregunta quizá estriba en lograr el valor que permita gravitar los dos lados de la balanza el mismo nivel, en lograr salir de la demostración de valores y conocimientos como medio de defensa, mejor dicho en saber dónde y cómo utilizarlos. Acaso la mayor pregunta gira en encontrar el verdadero sentido de la autenticidad y la madurez, en salir de la demostración de plumaje, teoría y linaje: ser el macho alfa. Tarea titánica. Quisiera ser en ocasiones siquiera la sombra de Tito Monterroso de quien se dijo en un ensayo sobre él Francisca Noguerol:

Inteligente, irónico, divertido, amigo entrañable por encima de todo: así era Augusto Monterroso, Tito para todos los que le conocimos y disfrutamos del arte de la conversación a través de sus palabras. Conocí a Tito allá por la década de los ochenta, cuando yo aún era una joven e inexperta estudiante de literatura en la Universidad de Sevilla. Lo escuché en un seminario sobre el cuento. Desde el primer momento, la astucia con la que componía sus textos, sus significativos silencios y el cuidado con que regalaba sus palabras al auditorio me deslumbraron. ¿Cómo un autor tan reconocido podía ser al mismo tiempo tan modesto y brillante?...

Vaya modestia la mia…

Edwin Enrique Soria Juárez