Si usted no está enterado, este aparatito que responde al nombre de iPod —el cual proviene del latín egoPotere— porque aunque usted no crea goza de vida propia. Tiene la capacidad de ser conectado a casi cualquier cosa. Provee la certeza de almacenar en uno de sus modelos más capacitados 17 horas continuas de música, sí usted leyó bien, 17 horas de egocentrismo puro. Egoísmo. Auto encapsulado. Usted en su propio mundo con su propia música. Puede colocar al igual que en cualquier película el tema necesario para realizar tareas cotidianas, preámbulos de conquista, faena difíciles, viajes a través del pesado tráfico o del espacio sideral. Puede celebrar a ritmo de “We are the champions” una nota universitaria. Todo lo puede con el egoPotere. Todo.
En determinado momento usted puede lucir ropa que tiene la gracia de ostentar un apartado especialmente diseñado para su egoPotere. Desde sudaderas hasta ropa interior. Los accesorios no se hacen esperar. Los hay desde camas con sistemas integrados de voz e imagen —el cual es alimentado desde su pequeño ego—, hasta convertidores que funcionan como cargadores a la vez que le proveen señal de salida para su sistema de audio convencional, incluyendo el del vehículo.
Edwin Enrique Soria Juárez