lunes, septiembre 20, 2004

Furtum

Hurto, timo, despojo.

El que realiza un hurto, un robo, es un ladrón, el cual según el DRAE en su vigésima segunda edición (2001), da dos acepciones iniciales a la palabra, la primera de conocimiento común: (Del lat. latro, -onis, bandido.) adj. Que hurta o roba. Ú. m. c. s.; la segunda sólo por aquellas coincidencias que normalmente en Guatemala son trágicas y de humor negro: m. Portillo que se hace en un río para sangrarlo, o en las acequias o presas de los molinos o aceñas, para robar el agua por aquel conducto.

En estos preciosos días es tan poco común no estar involucrado en un robo, sea como hechor o consentidor. En todos los ámbitos en que nos desarrollamos es tan fácil caer como cómplice, a veces con la simple acción de no pedir factura. No se hable del acontecimiento normal en que podemos resbalar cuando somos nosotros los agraviados, ejemplos tan disímiles como la famosa retención que hay que hacer en las facturas, el vuelto de algo que pagamos, los centavos que ya no los dan en los bancos y supermercados, en la gasolinera en donde la bomba marca una cantidad la cual se redondea para hacer más efectivo el cobro, las libras de sal o azúcar, etc.

No se asusten, alguien decía que estos son signos del final de los tiempos, negativo torre, lean al profeta Amós en la Biblia y verán que estas cosas ya se veían. Es tan palpable la decadencia de estos tiempos, con su cabellera de medusa compuesta por siete cabezas: la violencia, el robo, la mentira, el gobierno, la corrupción, la costumbre y la indiferencia.

No quiero parecer moralista ni mucho menos, o mucho más… simple y sencillamente es mi punto de vista, muy personal acaso, muy radical quizá, pero cierto según mi criterio.

Recién el sábado, mi madre y hermana fueron victimas de esto, en el aeropuerto les pusieron algo en las llantas, adelante les avisó otro vehículo, se bajaron y al cambiar la llanta el hijueciemilpares y una puta le sustrajo el bolso, se lo huevió pues… en cuenta desapareció dinero en efectivo, tarjetas de crédito, documentos de identificación, etc. Acá no solo entra a bailar la falta de malicia de ellas al rechazar ayuda y mandarlo a la mierda, entra en juego los establecimientos en donde se usaron las tarjetas, en donde en cuestión de minutos realizaron varias compras.

Esta historia es común si quieren ponerlo en ese plano, a cualquiera le pasa, más si son mujeres, son unas despistadas dirán por allí… sí claro, la cabeza de la indiferencia y la de la costumbre asechan. Así podría poner varias reacciones y decantaría la situación en que cada una de las cabezas de la medusa/decadencia saldría a bailar.

Mis preguntas podrían ser ¿hacia a donde vamos? ¿qué seremos capaces de seguir aguantando? ¿y el gobierno? ¿y la policía nacional? ¿y la policía de tránsito? Etc… Sería flojo tratar de metaforizar en sendas veredas… lo único que cabe, según mi criterio, es prevenirnos de caer en las fauces de la cabellera que nos azota, de corrompernos y recuerden: Pónganse atentos. ¡Pilas, Pilas! Pisen que atrás vienen pisando…

Edwin Enrique Soria Juárez

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