jueves, marzo 09, 2006

Mocyclette

Entre los vehículos automotrices uno de los más míticos y consentidos es la Motocicleta. La “moto”, como se le conoce más, me asalta la memoria en este momento la canción aquella de súbete a mi moto, que cantaban los Menudo.

Este vehículo de dos ruedas ha creado a su alrededor muchas leyendas, desde la sensación que estas proveen —incluyan el ruido y la vibración que generan—, el hecho de ser económicas, hasta las consagración algunas casas que las fabrican. No digamos el hecho de ser un prototipo de masculinidad y que hay un programa en la televisión de una familia fabricante de motocicletas que genera una que otra eyaculación a ciertos fanáticos.

Antes que me digan digo:

  1. Mi mamá me advirtió desde que tengo memoria que si llego a comprar una moto que me olvide que ella existe y que compre de una vez mi caja de muerto.
  2. No sé manejar motocicletas más allá de las automáticas, esas que salen en películas europeas, muy juveniles ellas.
  3. Deseo una moto, quizá en mi crisis existencial de la edad madura consiga una de ellas, formaré una confederación de Búfalos Mojados —como diría un gran amigo—, vestiré en cuero y viaje el fin de semana a la Antigua a lucir el caballo motorizado.


Se preguntarán entonces por qué escribo esto, si tengo cierta afición por las benditas motos. Simple: odio a los motociclistas cuando ando en el carro.

Odio que puedan pasar en medio de las filas de carros cuando hay tráfico. No es envidia por que se puedan levantar más tarde y llegar más temprano que todos los que vamos en carro o en la camioneta. Es porque no sólo tengo que ir preocupado por el carro de adelante, el de atrás y los del carril de la par, sino que tengo que tener la vista en el retrovisor para observar si no viene un motociclista kamikaze colándose entre los dos carriles. Recién la semana pasada, un kamikaze motorizado de estos, enredó el manubrio de su motorizado homónimo en el espejo retrovisor de un carro que iba a la par del de mi esposa, luego de rebote fue a caer a la puerta del pequeño carro de Magdala, ese que con esfuerzo vamos pagando poco a poco y lo abolló. El homónimo que iba subido en el caballo motorizado cayó junto con su acompañante, la señora que iba con él se incorporó de inmediato e inició una perorata tremenda, furibunda e insultante. Alegaba culpa de los conductores de los vehículos por no hacer el espacio suficiente para que ellos pudieran pasar en el medio. ¡Qué de al pelo! ¡Cómo no Chon!

Debido a esta molestia desde ese día les declaré la guerra. Ahora viajo pegado a la línea que separa los dos carriles. Recibo insultos, bocinazos, señas obscenas y escupitajos. El lunes precisamente, fue tal su molestia que uno de ellos se me interpuso en el camino y paró la moto hasta que sus compinches pasaran.

No sé en qué va a parar esto, siempre y cuando no me tope con uno de esos que andan armado seguiré divirtiéndome en el tráfico matutino, viendo cómo hacen malabares y se enojan los caballos motorizados y sus homónimos sin motor. No es tanto lo que pido, nada más es que si son automotores que circulen como cualquier otro vehículo, al medio del carril y sin poner en peligro a los demás y a ellos mismos rebasando en espacios mínimos y a esas velocidades que lo hacen.


EE SJ

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo tenia el dinero para una moto, hasta que una noche a media cuadra de mi trabajo oí un estruendo como de cortina metálica cerrando violenta. Estaba tirado en la acera, un hilo de sangre saliendo de sus oidos, decenas de transueuntes especulando y mis ganas de una moto se esfumaban con el miedo.
No fué culpa de el tampoco. Murio a pococ dias del incidente.

Xico Rocha dijo...

Amigo una moto es un vehiulo como los demas. Pero lo que la maneja tiene que tomar los cuidados necesarios para evitar accidentes.
Pero la sensacion de libertad de una moto es indescritible.
Xico Rocha

Enrique Soria dijo...

En contra de las motos no estoy, estoy en contra de los motociclistas imprudentes. No he tenido la oportunidad de conducir una moto grande. Imagino que el día que tenga la plata lo haré.

Saludos